"Un anciano peregrino recorría su camino
hacia las montañas del Himalaya
en lo más crudo del invierno
. De pronto. se puso a llover.
Un posadero le preguntó:
“¿Cómo has conseguido llegar hasta aquí
con este tiempo de perros, buen hombre?”.
Y el anciano respondió alegremente:
“Mi corazón llegó primero
y al resto de mí le ha sido fácil seguirle”.
Anthony De Mello-La oración de la rana
pueden ser variados,
pero en la revelación se observa
cómo es objeto de inmenso cariño.
La casa donde se vive es algo más que un espacio.
Tiene todo un sentido de vida.
En la casa valen los metros «habitables».
Los espacios habitables son los espacios vacíos.
Por eso una sala es hermosa cuando está libre de cosas.
Ahí se da el encuentro y es posible la reunión y la acogida.
Una casa no se improvisa.
La casa se va decorando poco a poco.
Es más, no se debe nunca terminar la decoración
porque debe tener siempre un espacio libre para poner algo nuevo.
Cuanto más vacía, más decoración, más detalles puede recibir.
La casa es un lugar donde uno es esperado.
Se es feliz cuando uno sabe que le esperan en casa.
Quizás no entre en mi casa porque no sé si me esperan.
Espera siempre en mi corazón.
A veces no lo sabemos y no queremos introducirnos dentro de la casa
porque incorporarse a espacios vacíos da estremecimiento.
por eso nos lanzamos frenéticamente a la acción,
por eso el movimiento exterior ejerce tanto y tan poderoso atractivo.
El vacío puede asustar, angustiar.
Pero sólo cuando se deja todo
y se entra en casa es cuando
se sabe que alguien está en ella esperándote.
Para entrar en el corazón es imprescindible soltar nuestras ramas.
Recordemos aquel relato en el que una persona cae al precipicio
y en su desesperación se agarra a una rama que sobresale.
Se debe soltar la rama
Ese es el secreto: suelta la rama.
Es decir, no intentes entrar en tu casa sin soltar antes tus objetivos
, tus pensamientos, tus deseos, tus sensaciones...
Sólo se suelta uno cuando sabe que allí,
abajo, le esperan las manos salvadoras en el amor sublime!
El vacío es la presencia del Invisible,
es la presencia del que no se va.
Nosotros vivimos como náufragos
antes de volver a nuestra casa,
antes que crear el vacío.
Y es que nos olvidamos de que volver a casa es volver al calor,
a los abrazos de los que nos aman y queremos.
Recordemos la persiana echada en la hora de calor,
el pan en la mesa, la manta que protege del frío de la noche...
Se siente uno protegido al amparo de todo peligro.
Volver a casa, a nuestro corazón es volver a los brazos del que nos ama.
Hallar la casa es hallar el gozo, el contento, la tranquilidad..."
Detalle
Un hogar
dónde tú más lo necesites,
depósito en tu ser
a puro sentir.
Tuya
María dle Carmen García Lombardía
Quién va a:
www.cosechadesentires.blogspot.com